Joan Rebagliato: «Vivo la vida con ojos literarios»

El escritor y filólogo Joan Rebagliato es el autor de Embarcats (Cossetània, 2012). Esta novela, ganadora del XXIII premio de narrativa Villa de Ascó, se articula como un conjunto de relatos cortos escritos a partir del hilo conductor de un naufragio.

Joan Rebagliato (foto: N. S.)

¿Qué te decidió a escribir Embarcats?

He escrito toda mi vida y sólo en periodos muy cortos me he encontrado sin ninguna historia entre manos. En el caso concreto de Embarcats, todo nació de la necesidad de abordar un tema amable y, en principio, ligero, después de haber escrito una novela sobre la Guerra Civil en Calella que permanece inédita. La idea inicial era construir casi una comedia de parejas que se hacían y se deshacían con un aire festivo. Pero no me gusta la literatura de género sino la literatura que te lo proporciona todo, y por eso la novela se me acabó convirtiendo en la historia completa de una comunidad.

¿Por qué la historia se ubica en una Calella imaginaria?

Calella es mi mundo. Es el mundo que conozco, el mundo que más piso y el mundo que quiero. Es, también, un mundo completo y variado donde todo es imaginable. Y, a la vez, por las dimensiones que tiene, es bastante homogéneo y reducido como para abarcarlo de cabo a rabo. Para mí es importantísimo que el escenario sea conocido y no un simple decorado, porque hace que los personajes sean palpables y reales. Me permite imaginármelos. Sería incapaz de situar una novela en un paisaje que conozco poco, y no digamos en un paisaje de vacaciones donde haya estado durante dos semanas, o un mes. Por otro lado, digo que es una Calella imaginaria porque, a pesar de que el decorado es muy real, los personajes, en cambio, no tienen un referente claro en la realidad. Son personajes inventados, que mezclan recuerdos, ideas, cosas imaginadas y cosas sentidas.

¿Cómo defines a tus personajes?

En Embarcats hay muchísimos personajes, pero creo que no hay dos que vean la vida del mismo modo. Todos responden a maneras diferentes de entender el mundo. Y todos, sin excepción, son presentados a la vez con algún punto cómico y con ternura. Porque creo que prácticamente todas las actitudes vitales son comprensibles, que en general todo el mundo considera que actúa de acuerdo con la razón -aunque no todo sea justificable-. Mis personajes, que hablan de gente que he conocido, de cosas que he visto y de cosas que he vivido, no son reales, pero probablemente todo el mundo podría encontrar parecidos con alguien que conoce, porque están hechos de recortes de realidad.

Pero también has aportado un punto de originalidad.

Es difícil juzgarse a uno mismo, pero pienso que Embarcats es, efectivamente, una obra bastante original. Y, desde este punto de vista, estoy orgulloso, porque la originalidad es básica. En literatura, como decía Borges, se escribe una y otra vez sobre aquello que ya ha sido escrito antes. Por lo tanto, la escritura consiste en explicar los temas de siempre de una manera nueva, más que en encontrar nuevos temas. Y yo he buscado la originalidad en la mezcla de géneros y en un estilo fresco, hecho de metáforas nuevas, de imágenes inesperadas y de puntos de vista sorpresivos. Al menos actualmente, la fuerza de la literatura nace de las palabras que no están gastadas.

¿Por qué decidiste dar un tono humorístico a la novela?

El humor es indispensable en la vida y, probablemente, también en la literatura. En primer lugar, porque el humor es, de manera clara, una defensa contra la crueldad del mundo, que siempre te permite sonreir, aunque sea una sonrisa triste, cuando las cosas van mal. Y, en segundo lugar, porque el humor, al menos un determinado tipo de humor, permite poner de lado elementos muy diferentes que nunca habríamos relacionado si no hubiera sido por el humor. Es decir que el humor, un poco como la poesía, nos aporta nuevas ideas y nos abre nuevos mundos.

Esto es muy personal. Hay autores que hurgan en la pena hasta el final, sin ninguna concesión para la distensión. A mí, en cambio, me parece que se puede mostrar cómo es de cruel el mundo sin necesidad de enviar al lector a dormir con los ojos llorosos y con un nudo en la garganta.

¿Cómo han reaccionado hasta ahora tus lectores?

He tenido la suerte. Todas las reacciones han sido positivas o muy positivas. Está claro que todos los lectores que me han hecho llegar sus comentarios tenían algún tipo de relación de afecto conmigo y, por lo tanto, son sólo relativamente objetivos. También hay quién se asusta ante la complejidad del primer capítulo y se enzarza haciendo esquemas de personajes y relaciones. Conste que no hace falta. No hace falta, porque, pasado el primer capítulo los restantes tienen la forma de un relato casi independiente. Y porque tenemos bastante con lo que es esencial para leer y para vivir.

En cualquier caso, la sensación más frecuente al final del libro es la sorpresa por la originalidad, y también el regusto agradable por el humor y la ternura. Y las ganas de releerlo.

¿El hecho de haber ganado el premio te ha motivado a escribir más?

Escribir forma parte de mi vida, así que ganar un premio no me empuja a escribir más. Lo que sí es evidente es que conseguir ver una publicación tuya en la calle, sea por la vía que sea, es una satisfacción enorme. Es la sensación de que la vida te ha recompensado por todo el esfuerzo que has dedicado a un sueño. Que puedes llegar de golpe a mucha más gente. Este premio Vila de Ascó no me ha hecho escribir más, pero sí que me ha traído mucha satisfacción -y me ha hecho conocer, de paso, la tierra y la gente fantástica de la Ribera de Ebro-.

¿Cuál es la línea difusa entre vida y literatura?

Digo que me parece difusa la línea que separa la vida de la literatura porque mis obras a menudo son un tipo de diario personal muy literaturizado de vivencias y cosas vistas. Todo aquello que me impresiona se volverá, un día u otro, cuando haya madurado bastante, materia literaria. A la vez, la literatura que he leído me ha hecho pensar mucho, me ha emocionado mucho, me ha enseñado a mirar la vida con otros ojos y a entender también otras maneras de hacer. Se me mezclan completamente, de manera inexplicable la vida y la literatura. Vivo la vida con ojos literarios y leo la literatura como si la viviera.

Como filólogo, ¿cómo defines tu pasión por la lengua?

Por mi formación de filólogo, me apasiona intentar entender cómo funciona la lengua por dentro. Qué es posible y qué no. Cómo podemos, con un repertorio finito, construir infinitamente. El estudio de la morfología, el léxico y las palabras me entusiasma. Ahora bien, soy incapaz de separar mi pasión por la lengua de la pasión por la cultura y por el país. Porque aquellos a los que quiero comparten mi lengua, mi cultura y mi país. Querer la pervivencia de este mundo significa luchar por los que quiero. Por eso me siento continuador de todos los que han vivido en esta tierra, que siento mío este paisaje y la lengua catalana.

Eres terminólogo al TERMCAT (Centro de Terminología de la Lengua Catalana). ¿En que consiste tu tarea?

El TERMCAT es el organismo oficial que se encarga de hacer encajar en el catalán las nuevas palabras que no son de lengua común sino que pertenecen a un campo especial, tanto si es la física o la neurología como si son los deportes o la gastronomía. Todos estos términos fijados por el TERMCAT se difunden en línea a través del Cercaterm, que además a menudo también recoge equivalentes en otras lenguas y una definición. Y, dentro del TERMCAT, yo me dedico a asegurar la calidad lingüística y metodológica de los datos del Cercaterm, y también a procurar completar y mejorar los criterios que seguimos.

¿Qué nuevo proyecto literario tienes entre manos?

Tengo a medias una novela que me hace una ilusión especial, porque nació de un cuento inventado para la fiesta de mi hijo mayor. El cuento, con tonos misteriosos, mágicos y hasta un poco de miedo, me sedujo. Y pensé si no podría hacer una novela que empezara con ese mismo cuento, explicado para niños, y una continuación de capítulos que desarrollaran la historia, la ampliaran y la contextualizaran, ahora para adultos. Hasta convertir el cuento en una novela enigmática que contrapondrá el mundo de la Calella franquista con el mundo primitivo e inexplorado de una selva imaginaria. Me fascinaba la idea de explicar una misma historia para dos públicos muy diferentes. Y en eso estoy ahora.

Ramon Texidó
www.diarimaresme.com

Ramon Texidó

Ramon Texido es periodista, colaborador en cafeambllet.com y en Ràdio Calella. Desde 2009 dirige Diari Maresme (www.diarimaresme.com).

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