«Moro», de Daniel Ruiz García

Moro. Daniel Ruiz García
Editorial Eutelequia (Madrid, 2011)

Dice Daniel Ruiz (Sevilla, 1976), en el prólogo de esta su quinta novela: “Creo que Moro es mi novela más periodística, ya que parte de un trabajo previo de documentación considerable y un acercamiento verista a la realidad de lo que se cuenta. Todos los escenarios reales en que se desarrolla la novela (por ejemplo) han sido previamente transitados por mí”. El tema de esta novela, como quizás puede inferirse por el título, es la odisea de un marroquí desde que embarca de noche en una patera para cruzar clandestinamente el Estrecho, hasta que llega a la costa cerca de Tarifa, logra escapar de las batidas de la policía, se va poco a poco asentando en nuestro país… Un tema realmente actual, que guarda el viejo jugo literario de los viejas de aventuras, y que sorprende lo poco que ha sido tratado.

La novela de Daniel Ruiz tiene el aliciente, creo que muy hábil, de que el tema está tratado desde un punto de vista digamos “neutral”; que la postura que se adopta, como se ha anunciado en el prólogo, es la de la crónica periodística, la posición de observador sin entrar en ningún momento a valorar los hechos o, como suele ser recurrente en estas ocasiones, entrar a impartir lecciones morales bastante tediosas a costa de frases hechas que muy poco, seguramente, tienen que ver con la realidad. Ese eficaz rol de mero cronista le permite a Daniel narrar la aventura de Hassam, su protagonista, con todo lo malo y también lo bueno, contar la explotación a que son sometidos los ilegales en las plantaciones pero también la ayuda que se les presta por parte de personas anónimas, o incluso la amistades que pueden surgir y deshacerse dentro del grupo de inmigrantes sin que existan presiones externas, simplemente por el hecho de que, como es propio en todo grupo humano, hay en ellos personas ruines, personas generosas, e incluso personas que pueden ser las dos cosas a la vez en función de con quien se encuentren. Definitivamente, la distancia de las cosas, el no implicarse tanto en el tema, acercarse a tal cuadro de tal forma que solo pueda apreciar dos colores, sino alejarse un tanto para ver toda la gama en su mayor amplitud, es uno de los mayores logros de esta novela.

No crea el lector de esta reseña, sin embargo, que nos encontramos ante un libro frío, ante una crónica insustancial y deshumanizada del fenómeno de la inmigración ilegal. Muy al contrario, la serenidad que ha sabido mantener el autor para escoger su punto de vista, se vuelve calidez cuando es capaz de introducirse bajo la piel de su protagonista y describirnos con un verismo a veces impresionante sus sensaciones y sus angustias. Realmente, de la mano de Daniel Ruiz, somos capaces de percibir en numerosas ocasiones lo mismo que Hassam, el personaje central, sentir con él el frío a bordo de la patera y el olor asfixiante a gasolina, aspirar como él con ansia y los pulmones doloridos después de haber estado varias horas corriendo por las dunas, pasar hambre, sufrir sed, sentir cómo el sol abrasa nuestra espalda mientras recogemos las fresas, despertamos con el mismo sobresalto que el protagonista en medio de una nave industrial abarrotada de personas durmiendo en el suelo…

No por casualidad, deduzco yo, es que el autor ha hecho que Hassam, su protagonista, sea mudo. Quizás para lo que nos quería narrar ha pensado que las palabras, de tan manoseadas por los tópicos, constituían un estorbo, y era mucho mejor (en efecto) describirnos su aventura a través de sensaciones corporales, de estados de ánimo, de impresiones del paisaje… De nuevo, una muestra de la contención, el cuidado y la perspicacia a la hora de narrar que hacen de este Moro una novela recomendable no sólo para el lector habitual sino para el que quiera introducirse en los rudimentos y la técnica de la novela.

Miguel Baquero
El mundo es oblongo