«Volver», de Paula Carrasco

Volver. Paula Carrasco
Fondo de Cultura Económica
(Santiago de Chile, 2012)

Libro de portada y diagramación austera, y de presentación apolínea en sociedad, -casi como que la obra fuera una tarea impuesta por los Padres del Desierto como método para sanar una existencia tormentosa-. Libro de contenido emocionante, colmado de angustias, reflexiones antropológicas y éticas no sólo para compartir en las salas universitarias sino también con familiares y amigos; es en muchas ocasiones brutal y de presentación dionisíaca, casi desviándose hacia la desesperación y el nihilismo.

La novela Volver narra la historia de Greta, quien regresa a la isla donde vivió junto a sus padres y su hermano Dante. Ella se sube a un bote, y le dice a un joven que lo conduzca y se dirija hacia la isla misteriosa que todavía le perturba; en ese tránsito recuerda y revela cómo fue su infancia absolutamente aislada de la realidad de Chile, al punto que la noticia sobre el Golpe de Estado de 1973 la escucha por la radio y, si no es por la aclaración del padre, hubiera pasado como una narración ficticia, con independencia del enorme acervo que en ese entonces tenía a su disposición gracias a la magna biblioteca familiar. Su padre realizaba diferentes viajes hacia el continente a cual de todos más misterioso, su madre era en extremo reservada y poseía estructuras de lenguaje y actitudes extrañas. Además, Greta no sólo experimentó varios conflictos sino que descubrió que algunos de ellos se podían entender con el diario de vida del padre, que había leído en secreto. Aparecen nudos incestuosos, sufrimientos y abandonos que el árbol genealógico -parece ser siempre con el propósito de la sanación- revela a través de sus frutos… Se sobreentiende que no todo está perdido, el árbol convoca e informa, da la posibilidad de comprender, perdonar y amar, condiciona las conductas y sin embargo no las determina.

Paula Carrasco (foto: FCE)

Esta novela es de buena calidad literaria, sin que esto implique una afirmación gratuita: la prosa posee un encadenamiento de sucesos sugerentemente dispuesto, las relaciones causales y temporales no resultan evidentes ni explícitas, de modo que hay sorpresas hasta las últimas páginas, e incluso, se interviene con el género epistolar, lo que aporta dramatismo y coherencia sin que esto resulte un esfuerzo patético. Debe agregarse que la autora entrega al lector las herramientas psicológicas para involucrarse afectiva e intelectualmente con los personajes y complicarse con ello hasta tal punto que se anhela el desenlace como catarsis. En este sentido, la autora interpela con la institución fundamental y que todavía tanto prestigio posee: la familia. Es en este núcleo donde a veces da la impresión que se está hablando por extensión de la “familia humana”; en ambas, los resabios de una vida primitiva, la reflexión acerca de los primeros seres humanos, sus primeras aventuras con el lenguaje, el pensamiento, las emociones y los vínculos afectivos, y de suyo las conclusiones sapienciales de este devenir evolutivo que todavía continúa, resultan temas atingentes e interesantes.

Por último, se dirá que es una buena obra para aquellos que quieren iniciarse en el mundo de la literatura, sin decepcionarse. O para aquellos que después de haber visto la serie Lost, todavía les intrigan las estrategias tipo “Iniciativa Dharma”, o para quien es bueno descifrando símbolos entre línea y línea. A propósito, la principal maravilla no puede pasar desapercibida: que los personajes citen a Orfeo y el mito de Eurídice, -cuánto le debe Occidente a esa tradición y al aporte literario de los Misterios Órficos y su forma de enfrentar la vida (bíos orphikós)-. Por eso la marginación, los cuestionamientos constantes de los personajes, las singulares recetas de salvación, entre otros temas, conforman la causalidad más contundente e invitan a la contemplación del ser humano con especial entusiasmo.

Eduard Von Europa

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